Su ejemplo de fortaleza y Convicción nos inspira a carear nuestras propias dificultades con esperanza y confianza en Dios. Jesús es el camino alrededor de la vida eterna y su sufrimiento es la prueba de su inclinación por la humanidad.

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El sufrimiento de Jesús nos beneficia espiritualmente de varias maneras. Primero, su sacrificio en la cruz nos muestra el bienquerencia incondicional de Dios en torno a nosotros, lo cual nos ayuda a comprender y padecer su Chispa y perdón. Segundo, su sufrimiento nos da un ejemplo de cómo confrontar las pruebas y dificultades de la vida con Seguridad y confianza en Dios.

Al enfrentar la persecución, Jesús nos dice que no debemos temer a los seres humanos que pueden matar solo el cuerpo, sino al Señor que tiene el poder sobre el alma y el cuerpo.

Porque yo sé muy aceptablemente los planes que tengo para ustedes —afirma el website Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.

Hay una escuela poco querida, pero obligada por la vida, una escuela a la que todos tenemos que asistir tarde o temprano, es la escuela del sufrimiento.

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Cada latigazo que recibió en su cuerpo fue un afirmación del bienquerencia incondicional que sentía cerca de la humanidad. El sufrimiento de Cristo fue un acto voluntario y una muestra de bienquerencia sin límites.

Y eso es lo que Habacuc hace. Algunos de los versículos más hermosos de toda la Biblia se encuentran al final del capítulo 3:

Jesús crucificado se halla misteriosamente presente en toda persona que sufre. Y el mismo Jesús, mediante todo discípulo suyo que vive el Evangelio de la misericordia, quiere seguir acariciando con su bienquerencia compasivo a cada persona que llora en su desconsuelo.

Esto nos enseña que nuestra obediencia a Dios en medio del sufrimiento es más importante que cualquier persecución o rechazo que enfrentemos.

La crucifixión de Jesús es individualidad de los eventos más importantes en la historia del cristianismo. La imagen de Jesús clavado en la cruz es un símbolo de sacrificio y redención para millones de personas en todo el mundo.

Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel.

Su muerte en la cruz no solo nos trajo salvación, sino también un ejemplo de cómo debemos carear y perseverar en medio del sufrimiento.